no te olvides de freír el pollo
Ya decía yo que ésta no iba a parecerte una solicitud rutinaria
Sólo que estaba pensando en las veces que hubo pestilencia en la cocina
Lo mal que lo pasamos despegando entraña salpicada de los muros
Los gritos de tu abuela eran horrendos y tú pensabas lo mismo
Las mañanas del domingo eran estados bipolares de la vida tras la muerte
Todo por dejar oreando los guacales crudos junto al rehilete
Disculpa las malas acciones y olvida las malas palabras
No todo lo que brilla está totalmente frito
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