31.1.15








Metáfora-Pau


Paulina Medonza es mi amiga. Y ya sé que hay más de una sola persona que se llama así, ella me lo advirtió. Ésta es única también. Tiene señas particulares, como todos. Y una historia propia. Es de León, cantadito, como yo. Pero no se le nota tanto. El cantado digo. Canta, pero por gusto. No sé si en la regadera. Cuando la conocí cantaba historias. Vi que los cuentos que escribía estaban emitidos con gusto. Emitidos, como se emite la voz o el canto. No sé si es definitivo, quizá no le guste que use siquiera esa palabra para hablar de ella, pero canta como pocos, discretamente y sin esfuerzo.

       Todavía sería eso lo de menos. La ramificada e impaciente imaginación de esos cuentos me dejaba mordiendo el polvo. Los escenarios eran mínimos. Las situaciones imposibles. El modo incuestionable. El desenlace, desconsolador: se pierde uno de tantas maneras de ver el mundo.

       ¡Un saludo para Pau!

Hace poco leí estos versos suyos. Y a propósito, hablé de aquellos cuentos por creer que en los poemas, esas medias conclusiones mías son igualmente aplicables.


Por la mañana

Vi el suelo y encontré tu pierna
no la levanté dejé que se secará
dejé que los pájaros de rapiña la picotearan

Cuando llegué a casa no pude dejar de pensar en tu pierna
regresé a las calles mirando hacia abajo y encontré oro
Al oro lo levanté y no permití que se acercara ningún buitre

Antes de dormir seguí pensando en tu pierna,
¿por qué la abandonaste afuera de una notaría pública, afuera del palacio nacional, afuera del templo de los afligidos?

La última vez que te vi con las dos piernas, me dijiste que los encorbatados del banco te negaron
una tarjeta de crédito. ¿Ellos te quitaron la pierna?

Te digo mejor dejé que se la comieran, que sirviera como alimento
a las lindas aves que alegran mi día cada que abro la ventana por la mañana


En los años aquellos en que la conocí, le hubiera preguntado a Pau ¿cuándo comienza el cuento y cuándo la metáfora? La figuración aparece, y yo ya estaba con las dos patas adentro. El escenario está completo sin importar que no haya teatro. Actualmente, yo diría que Pau conoce todavía más sobre ese límite entre lo real y lo imaginario. Yo pensaría igual, que es el mejor lugar para estar.

       Para mí, la metáfora es la figura del pensamiento más extensa o extensible dentro de sus propios parámetros. Es también, digamos, la figura más simple y la más cotidiana junto a la metonimia. Estas son de hecho las figuras retóricas y de pensamiento que han sido más relevantes para el estudio “científico” del conocimiento. Creo que por ser posible, a partir de estas, derivar cualquier otra figura de referencia, sustitución, extensión, intensión, etc. Y bueno, no soy “científico cognitivo”, por eso prefiero la retórica clásica. La moderna, quiero decir.

       “Por la mañana”, me parece una gran extensión de tal figura. Pero en los versos citados, así como en los siguientes, la metáfora tiene movimientos variados. O contrarios, como aquí:

No estoy en el mar

yo vengo aquí a gritar,
no estoy en un bosque
no estoy en una montaña alejada
no estoy en el calabozo de los locos
no estoy en la casa de tu abuela
no estoy en el circo ni en el teatro
no estoy en el templo
no estoy en el mar

yo vengo aquí a gritar
lo que siempre te digo
lo que nunca te dije
lo que digo ahora

yo vengo aquí a gritar
porque quiero desastre
porque quiero orden
porque quiero silencio
porque quiero aire
porque quiero espacio

yo vengo aquí a gritar
no vengo a cantar
no vengo a rugir
no vengo a gemir
no vengo a balbucir
no vengo a escupir

yo vengo aquí a gritar
lo que todos quieren escuchar
lo que nadie quiere decir
lo que todos olvidaron
lo que nadie esconde

yo vengo aquí a gritar
con los pulmones cerrados
con los ojos dormidos
con la boca palpitando
con el corazón fermentado
con el hígado enmohecido

Cuando en “Por la mañana” la escena da inicio con campante indicativo que tardará sólo dos versos en volverse sueño o figuración o verosímil situación del diantre; en “No estoy en el mar”, es la negación la que inaugura lo que parece un espacio imaginario con características muy similares al primero, si no es que el mismo.

       Creo entonces que “No estoy en el mar” es más una negación de la realidad, o más bien, de la realidad a la que pudiera accederse con el simple hecho de decirlo. Y es que, el lenguaje es lenguaje y no es real. ¿Por eso la metáfora o los poemas, son perversiones “fantásticas”, “imaginación” vulgar?

       Aquí encuentro otra vez un mismo límite negado, aunque afirmado en la misma negación, es decir, en la ausencia intrínseca de toda enunciación: el concepto no es la cosa. Qué es la cosa: un grito. Así, al menos, “de palabra”.

       La historia del primer poema bien pudiera darse en un clima nublado y oscuro, si le pusiera uno “adecuado”. Pero en un universo como ése no creo que sea posible asegurar nada. Irónicamente eufónico, el último verso cierra el tono suspicaz de todo el texto: “a las lindas aves que alegran mi día cada que abro la ventana por la mañana”, las mismas que habían picoteado y tragado aquella pierna.

       Con “Por la mañana”, la esfera figurativa, más que darse en pequeños lapsos o flashes de extrañamiento, envuelve todo el conjunto y lo justifica en su medida. La locura es la única realidad posible.

       En el caso de la negación de “No estoy en el mar”, la metáfora se esconde, aparece de pronto, pero sirviéndose de figuraciones más bien “cotidianas”. Figuraciones al fin: “yo vengo aquí a gritar/ lo que siempre te digo/ lo que nunca te dije/ lo que digo ahora”, por qué: éste último recalco temporal de la sincronía de enunciación (“lo que digo ahora”) o de lo que ocurre en tiempo real, no impide el paso a discursos que al contrario, se dilatan, se detienen y se repiten: “yo vengo aquí a gritar/ porque quiero desastre/ porque quiero orden/ porque quiero silencio/ porque quiero aire/ porque quiero espacio”. Este poema hace honor a su condición de ser alusión a “fantasía” e “irrealidad”. O como dice en el mismo, un grito, que por otro lado se inflama de la “ausencia” aludida, ausencia de las cosas que en sí mismo es expresión de deseo. Deseo cotidiano. Deseo real y también fantástico.

       La metáfora, en “No estoy en el mar”, está también ahí: es la negación de sí misma. El grito figurado que se grita de a devis. Está frente a nuestros ojos como si no estuviera. Y es que muchos nuevos poetas no quieren o no pueden verle todo lo que de real tiene la metáfora. En este poema llena todo el texto sin necesidad de estar presente. Si tuviera conciencia, el propio poema lo sabría: la metáfora lo excede, casi casi, pasa de él, como novia frívola.

       El poema al fin, pone su propio gesto: “con los ojos dormidos/ con la boca palpitando/ con el corazón fermentado/ con el hígado enmohecido”, y me parece que a tiempo, cuando la realidad de las palabras se hacía cada vez más clara e irrefutable.


En este otro poema, la metáfora es bien recibida desde un comienzo. Curiosamente, en forma de negación de nuevo: “este es un virus”, “no lo abran”:

Aviso

Quiero anunciarles que este es un virus y que no lo abran,
si lo hacen tendrán la boca marchita,
la saliva seca.

Es un virus, mejor aléjense y corran lejos porque puede
expandirse y llegar a su duro cráneo.

Quiero decirles a todos que ignoren el virus, que no lo abran,
que no le dejen entrar, porque si lo hacen, seguro se meterá
en su cama y le jalará las cobijas, desaparecerá poco a poco
sus encías, succionará sus mejillas.

Hago un aviso en nombre de la catástrofe.

Enunciamos nuestros virus,
queremos destruirnos,
no nos soportamos,
enviamos virus, anunciamos el peligro cuando ya es demasiado tarde.

Quiero avisarles que este es un virus y que no lo abran,
si lo hacen, la enajenación ocupará el trono del rey.


La referencia al virus lleva la misma treta de negación: es información en negativo, la ausencia es advertencia; la presencia: catástrofe. Pero ésta también es presunta culpable: “Enunciamos nuestros virus”, somos la catástrofe, “queremos destruirnos/ no nos soportamos”. Lo de anunciar el peligro no evitado, se explicaría si el peligro es la enunciación misma del anuncio. Toda información es un virus, todo virus, información.

       Nos invade la metáfora, es cierto, como para hacérsela de pedo. Pero ¿no estamos hechos también de esa misma metáfora? ¿enajenación o naturaleza de ser otro?
Los escenarios abiertos, dejan mucho espacio qué llenar, pero es espacio prescindible. Lo que los rellena es la lógica de lo que ahí acontece. El escenario no es espacio, sino idea. La idea que rige el universo del que antes hablé, el del poema.

       Esa idea, esa lógica de la voz y su situación es la que confronta la mayor contradicción. Quiero decir que tal voz es mortífera y sincera, y avanza sobre su propia naturaleza con el lujo de anunciarse “en nombre de la catástrofe”.

       Puede “expandirse y llegar a su duro cráneo”, “se meterá/ en su cama y le jalará las cobijas”, “succionará sus mejillas” ¿Cuántos virus hay con estas maneras?

                  Caen las manos

                  Las gargantas se quedan trabadas
                  mientras las ramas secas entran por la boca
                  de un hombre sin espíritu

                  ¿Qué vine a decir del mundo?
                  ¿Qué vine a decir de lo que veo?
                  ¿Qué vine a decir de lo que pasa aquí?

                  El hombre grita todas las preguntas anteriores
                  las grita en medio de un puente movedizo y los caminantes voltean
                  los caminantes ahora son nadadores en el río

                  No digas lo que sabes lo que piensas lo que ves
                  no digas nada sobre las bombas que activaste sobre las balas que lanzaste
                  sobre las noches heladas sin abrigo
                  no digas nada de lo que pasa aquí
                  No queremos escucharte hombre sin espíritu
                  eres huesos y lengua

                  Gritan los nadadores: eres huesos y lengua

                  Caen las manos de los victoriosos caen las manos de los pescadores
                  caen las manos de los hombres sin espíritu caen las manos de los espíritus
                  caen las manos de los nadadores caen las manos de los caminantes
                  caen las manos de los desterrados

                  Eres huesos y lengua


Siguiendo con la metáfora: aquí también está por todas partes y en distintos tamaños. El contenido o sentido de ésta: la propia forma o, la consecuencia es la propia causa, etc. Para mí, los temas obligados de un poema incluyen a los poemas mismos. Aquí además, agradezco que no figure la referencia directa “poema” o “poesía”: la forma lo manifiesta, no hace falta más.

       Siguiendo sus señalamientos críticos, veo dos horizontes: la carne, la materia y, el otro, eso que refiere como “espíritu”. Y no son temas muy “de moda”. Para mala fortuna de quien pudiera quejarse, Armani no escribe poemas. ¿Verdad..?

       Como en los poemas anteriores, creo que el límite entre lo imaginario y lo real está cerca, siempre referido al interior de voces que cuestionan su condición de ser voces.

       Suele ocurrir que algunas de esas voces que protagonizan los poemas, al escucharse a sí mismas, concluyan en ser irreales. La prosa histérica es más común en tales casos. Aquí por el contrario tenemos versos definidos, conjuntos rítmicos con sentido y función, en un discurso más bien paciente, reflexionados en sí mismos. Los horizontes o perspectivas en conflicto que mencioné, hablan quizá sobre eso mismo que lleva a concluir a aquellas voces, creer que son producto de sus propias fantasías. (Y suena mucho de cierto en esta frase, sin embargo). 
       Aquí, la metáfora final resolvería su conflicto de la misma manera inversa de los poemas anteriores: “Eres huesos y lengua”. Agregaría que ésta me parece la metáfora que todo el texto se ha ocupado en “desmontar”: “caen las manos de los victoriosos caen las manos de los pescadores/ caen las manos de los hombres sin espíritu caen las manos de los espíritus..” “Eres huesos y lengua”, así como no eres alma y sentido, quizá... Pero dicho con el sentido de los huesos, con el sentido que le es propio a la lengua nada más, con el sentido y el alma necesarios para arrancarle éstos a quien se le esté advirtiendo “Eres huesos y lengua”. Desmontada la metáfora, queda repleta esta última metonimia.

       Comparto los poemas de mon ami. También levanto banderas. Tengo muchas también. A mi me parecen pertinentes las cuestiones sobre saber y no saber, creer y no creer, pelear y no pelear. Encuentro alusiones a asuntos como esos en poemas así. A Pau, desde que la conozco, ya le gustaba pasearse por esos límites.


                  Fuga de cerebros

                  Científicos exiliados se fueron del planeta,
                  cuando se dieron cuenta que no les funcionaban
                  las cuerdas vocales.

                  Se las acabaron en su última investigación.
                  Los científicos sabían que Stephen Hawking,
                  tenía razón.

                  Quemaron libros, destruyeron computadoras,
                  discos duros fueron mutilados, todos con información
                  prohibida para los mortales.

                  Quienes nunca han fallecido lo saben porque
                  han visto desfilar ante sus ojos a miles de hombres
                  con batas blancas.

                  La inteligencia artificial, acabará con la raza humana,
                  dice Hawking y alza la mirada a la pared de fondo.
                  Rotas habitarán nuestras neuronas.

                  No ha sido descubierto el planeta de los científicos,
                  pues no dejaron huella al huir, se llevaron incluso
                  a la persona que podría descubrirlos.

                  Hay espacio en este mundo para los que muerden
                  la lengua del otro, para los que salivan como perros,
                  para los que se derriten ante el sol.

                  Pero no hay lugar para roedores exiliados, que usan
                  su tiempo para buscar la verdad ante el circulo infinito
                  de incertidumbre, que es la vida.

                  Los cerebros se dieron a la fuga, dejando una nota
                  en la que dictan que no regresarán jamás.
                  En su lugar se quedarán un par de estafadores.

                  No se preocupen, ellos se van a reproducir
                  rápidamente, velozmente, ferozmente,
                  con el objetivo de dirigir con sus uñas, nuestras universidades.




3.1.15

http://www.diegogravinese.com/site2/





"Smiling Buddah"


Por un alto párpado le ven suerte
Entre el desflore áureo del ombligo
Soberbios ellos solos se la soban
Aunque...

Van a subsistir de chapulines
y del fruto angular de la ruleta
del Dharma

Adáptenle un guión al fardo
que del cielo antiguo
se les va a dejar
caer

Ya lo sabían...

En el campo
el trabajo más sucio
transmutará el metal blanco
plateado

Sobre esto
Los dioses
son altamente inflamables
y el mono es un divino
piroforo
vivo...

La sonrisa es un ocaso accesorio
curva exponencial de lo mortífero