Metáfora-Pau
Paulina Medonza es mi
amiga. Y ya sé que hay más de una sola persona que se llama así,
ella me lo advirtió. Ésta es única también. Tiene señas
particulares, como todos. Y una historia propia. Es de León,
cantadito, como yo. Pero no se le nota tanto. El cantado digo. Canta,
pero por gusto. No sé si en la regadera. Cuando la conocí cantaba
historias. Vi que los cuentos que escribía estaban emitidos con
gusto. Emitidos, como se emite la voz o el canto. No sé si es
definitivo, quizá no le guste que use siquiera esa palabra para
hablar de ella, pero canta como pocos, discretamente y sin esfuerzo.
Todavía sería eso lo
de menos. La ramificada e impaciente imaginación de esos cuentos me
dejaba mordiendo el polvo. Los escenarios eran mínimos. Las
situaciones imposibles. El modo incuestionable. El desenlace,
desconsolador: se pierde uno de tantas maneras de ver el mundo.
¡Un saludo para Pau!
Hace poco leí estos versos suyos. Y a
propósito, hablé de aquellos cuentos por creer que en los poemas,
esas medias conclusiones mías son igualmente aplicables.
Por la mañana
Vi el suelo y encontré tu
pierna
no la levanté dejé que
se secará
dejé que los pájaros de
rapiña la picotearan
Cuando llegué a casa no
pude dejar de pensar en tu pierna
regresé a las calles
mirando hacia abajo y encontré oro
Al oro lo levanté y no
permití que se acercara ningún buitre
Antes de dormir seguí
pensando en tu pierna,
¿por qué la abandonaste
afuera de una notaría pública, afuera del palacio nacional, afuera
del templo de los afligidos?
La última vez que te vi
con las dos piernas, me dijiste que los encorbatados del banco te
negaron
una tarjeta de crédito.
¿Ellos te quitaron la pierna?
Te digo mejor dejé que se
la comieran, que sirviera como alimento
a las lindas aves que
alegran mi día cada que abro la ventana por la mañana
En los años aquellos en
que la conocí, le hubiera preguntado a Pau ¿cuándo comienza el
cuento y cuándo la metáfora? La figuración aparece, y yo ya estaba
con las dos patas adentro. El escenario está completo sin importar
que no haya teatro. Actualmente, yo diría que Pau conoce todavía
más sobre ese límite entre lo real y lo imaginario. Yo pensaría
igual, que es el mejor lugar para estar.
Para mí, la metáfora
es la figura del pensamiento más extensa o extensible dentro de sus
propios parámetros. Es también, digamos, la figura más simple y la
más cotidiana junto a la metonimia. Estas son de hecho las figuras
retóricas y de pensamiento que han sido más relevantes para el
estudio “científico” del conocimiento. Creo que por ser posible,
a partir de estas, derivar cualquier otra figura de referencia,
sustitución, extensión, intensión, etc. Y bueno, no soy
“científico cognitivo”, por eso prefiero la retórica clásica.
La moderna, quiero decir.
“Por la mañana”, me
parece una gran extensión de tal figura. Pero en los versos citados,
así como en los siguientes, la metáfora tiene movimientos variados.
O contrarios, como aquí:
No estoy en el mar
yo vengo aquí a gritar,
no estoy en un bosque
no estoy en una montaña
alejada
no estoy en el calabozo de
los locos
no estoy en la casa de tu
abuela
no estoy en el circo ni en
el teatro
no estoy en el templo
no estoy en el mar
yo vengo aquí a gritar
lo que siempre te digo
lo que nunca te dije
lo que digo ahora
yo vengo aquí a gritar
porque quiero desastre
porque quiero orden
porque quiero silencio
porque quiero aire
porque quiero espacio
yo vengo aquí a gritar
no vengo a cantar
no vengo a rugir
no vengo a gemir
no vengo a balbucir
no vengo a escupir
yo vengo aquí a gritar
lo que todos quieren
escuchar
lo que nadie quiere decir
lo que todos olvidaron
lo que nadie esconde
yo vengo aquí a gritar
con los pulmones cerrados
con los ojos dormidos
con la boca palpitando
con el corazón fermentado
con el hígado enmohecido
Cuando en “Por la
mañana” la escena da inicio con campante indicativo que tardará sólo
dos versos en volverse sueño o figuración o verosímil
situación del diantre; en “No estoy en el mar”, es la negación
la que inaugura lo que parece un espacio imaginario con
características muy similares al primero, si no es que el mismo.
Creo entonces que “No
estoy en el mar” es más una negación de la realidad, o más bien,
de la realidad a la que pudiera accederse con el simple hecho de
decirlo. Y es que, el lenguaje es lenguaje y no es real. ¿Por
eso la metáfora o los poemas, son perversiones “fantásticas”,
“imaginación” vulgar?
Aquí encuentro otra
vez un mismo límite negado, aunque afirmado en la misma negación,
es decir, en la ausencia intrínseca de toda enunciación: el
concepto no es la cosa. Qué es la cosa: un grito. Así, al menos,
“de palabra”.
La historia del primer
poema bien pudiera darse en un clima nublado y oscuro, si le pusiera
uno “adecuado”. Pero en un universo como ése no creo que sea
posible asegurar nada. Irónicamente eufónico, el último verso
cierra el tono suspicaz de todo el texto: “a las lindas aves que
alegran mi día cada que abro la ventana por la mañana”, las
mismas que habían picoteado y tragado aquella pierna.
Con “Por la mañana”,
la esfera figurativa, más que darse en pequeños lapsos o flashes de
extrañamiento, envuelve todo el conjunto y lo justifica en su
medida. La locura es la única realidad posible.
En el caso de la
negación de “No estoy en el mar”, la metáfora se esconde,
aparece de pronto, pero sirviéndose de figuraciones más bien
“cotidianas”. Figuraciones al fin: “yo vengo aquí a gritar/ lo
que siempre te digo/ lo que nunca te dije/ lo que digo ahora”, por
qué: éste último recalco temporal de la sincronía de enunciación
(“lo que digo ahora”) o de lo que ocurre en tiempo real, no
impide el paso a discursos que al contrario, se dilatan, se detienen
y se repiten: “yo vengo aquí a gritar/ porque quiero desastre/
porque quiero orden/ porque quiero silencio/ porque quiero aire/
porque quiero espacio”. Este poema hace honor a su condición de
ser alusión a “fantasía” e “irrealidad”. O como dice en el
mismo, un grito, que por otro lado se inflama de la “ausencia” aludida, ausencia de las cosas que en sí mismo es expresión de deseo. Deseo cotidiano. Deseo real y también fantástico.
La metáfora, en “No
estoy en el mar”, está también ahí: es la negación de sí
misma. El grito figurado que se grita de a devis. Está frente a
nuestros ojos como si no estuviera. Y es que muchos nuevos poetas no
quieren o no pueden verle todo lo que de real tiene la metáfora. En
este poema llena todo el texto sin necesidad de estar presente. Si
tuviera conciencia, el propio poema lo sabría: la metáfora lo
excede, casi casi, pasa de él, como novia frívola.
El poema al fin, pone su
propio gesto: “con los ojos dormidos/ con la boca palpitando/ con
el corazón fermentado/ con el hígado enmohecido”, y me parece que
a tiempo, cuando la realidad de las palabras se hacía cada vez más
clara e irrefutable.
En este otro poema, la
metáfora es bien recibida desde un comienzo. Curiosamente, en forma
de negación de nuevo: “este es un virus”, “no lo abran”:
Aviso
Quiero anunciarles que
este es un virus y que no lo abran,
si lo hacen tendrán la
boca marchita,
la saliva seca.
Es un virus, mejor
aléjense y corran lejos porque puede
expandirse y llegar a su
duro cráneo.
Quiero decirles a todos
que ignoren el virus, que no lo abran,
que no le dejen entrar,
porque si lo hacen, seguro se meterá
en su cama y le jalará
las cobijas, desaparecerá poco a poco
sus encías, succionará
sus mejillas.
Hago un aviso en nombre de
la catástrofe.
Enunciamos nuestros virus,
queremos destruirnos,
no nos soportamos,
enviamos virus, anunciamos
el peligro cuando ya es demasiado tarde.
Quiero avisarles que este
es un virus y que no lo abran,
si lo hacen, la
enajenación ocupará el trono del rey.
La referencia al virus
lleva la misma treta de negación: es información en negativo, la
ausencia es advertencia; la presencia: catástrofe. Pero ésta
también es presunta culpable: “Enunciamos nuestros virus”, somos
la catástrofe, “queremos destruirnos/ no nos soportamos”. Lo de
anunciar el peligro no evitado, se explicaría si el peligro es la
enunciación misma del anuncio. Toda información es un virus, todo virus,
información.
Nos invade la metáfora,
es cierto, como para hacérsela de pedo. Pero ¿no estamos hechos
también de esa misma metáfora? ¿enajenación o naturaleza de ser
otro?
Los escenarios abiertos,
dejan mucho espacio qué llenar, pero es espacio prescindible. Lo que
los rellena es la lógica de lo que ahí acontece. El
escenario no es espacio, sino idea. La idea que rige el universo del que antes hablé, el del poema.
Esa idea, esa lógica de
la voz y su situación es la que confronta la mayor contradicción.
Quiero decir que tal voz es mortífera y sincera, y avanza sobre
su propia naturaleza con el lujo de anunciarse “en nombre de la
catástrofe”.
Puede “expandirse y
llegar a su duro cráneo”, “se meterá/ en su cama y le jalará
las cobijas”, “succionará sus mejillas” ¿Cuántos virus hay
con estas maneras?
Caen las manos
Las gargantas se quedan trabadas
mientras las ramas secas entran por la
boca
de un hombre sin espíritu
¿Qué vine a decir del mundo?
¿Qué vine a decir de lo que veo?
¿Qué vine a decir de lo que pasa
aquí?
El hombre grita todas las preguntas
anteriores
las grita en medio de un puente
movedizo y los caminantes voltean
los caminantes ahora son nadadores en
el río
No digas lo que sabes lo que piensas lo
que ves
no digas nada sobre las bombas que
activaste sobre las balas que lanzaste
sobre las noches heladas sin abrigo
no digas nada de lo que pasa aquí
No queremos escucharte hombre sin
espíritu
eres huesos y lengua
Gritan los nadadores: eres huesos y
lengua
Caen las manos de los victoriosos caen
las manos de los pescadores
caen las manos de los hombres sin
espíritu caen las manos de los espíritus
caen las manos de los nadadores caen
las manos de los caminantes
caen las manos de los desterrados
Eres huesos y lengua
Siguiendo con la
metáfora: aquí también está por todas partes y en distintos tamaños. El
contenido o sentido de ésta: la propia forma o, la consecuencia es la propia causa, etc.
Para mí, los temas obligados de un poema incluyen a los poemas
mismos. Aquí además, agradezco que no figure la referencia directa
“poema” o “poesía”: la forma lo manifiesta, no hace falta
más.
Siguiendo sus
señalamientos críticos, veo dos horizontes: la carne, la materia y,
el otro, eso que refiere como “espíritu”. Y no son temas muy
“de moda”. Para mala fortuna de quien pudiera quejarse, Armani no
escribe poemas. ¿Verdad..?
Como en los poemas
anteriores, creo que el límite entre lo imaginario y lo real está
cerca, siempre referido al interior de voces que cuestionan su
condición de ser voces.
Suele ocurrir que
algunas de esas voces que protagonizan los poemas, al escucharse a sí
mismas, concluyan en ser irreales. La prosa histérica es más
común en tales casos. Aquí por el contrario tenemos versos
definidos, conjuntos rítmicos con sentido y función, en un discurso más bien
paciente, reflexionados en sí mismos. Los horizontes o perspectivas
en conflicto que mencioné, hablan quizá sobre eso mismo que lleva a
concluir a aquellas voces, creer que son producto de sus propias
fantasías. (Y suena mucho de cierto en esta frase, sin
embargo).
Aquí, la metáfora final resolvería su conflicto de la
misma manera inversa de los poemas anteriores: “Eres huesos
y lengua”. Agregaría que ésta me parece la metáfora que todo el
texto se ha ocupado en “desmontar”: “caen las manos de los
victoriosos caen las manos de los pescadores/ caen las manos de los
hombres sin espíritu caen las manos de los espíritus..” “Eres
huesos y lengua”, así como no eres alma y sentido,
quizá... Pero dicho con el sentido de los huesos, con el sentido que
le es propio a la lengua nada más, con el sentido y el alma necesarios para arrancarle éstos
a quien se le esté advirtiendo “Eres huesos y lengua”. Desmontada la
metáfora, queda repleta esta última metonimia.
Comparto los poemas de
mon ami. También levanto banderas. Tengo muchas también. A mi me
parecen pertinentes las cuestiones sobre saber y no
saber, creer y no creer, pelear y
no pelear. Encuentro alusiones a asuntos como esos en poemas así. A Pau, desde que la conozco, ya le gustaba pasearse por esos límites.
Fuga de cerebros
Científicos exiliados se fueron del
planeta,
cuando se dieron cuenta que no les funcionaban
las cuerdas vocales.
Se las acabaron en su última investigación.
Los científicos sabían que Stephen Hawking,
tenía razón.
Quemaron libros, destruyeron computadoras,
discos duros fueron mutilados, todos con información
prohibida para los mortales.
Quienes nunca han fallecido lo saben porque
han visto desfilar ante sus ojos a miles de hombres
con batas blancas.
La inteligencia artificial, acabará con la raza humana,
dice Hawking y alza la mirada a la pared de fondo.
Rotas habitarán nuestras neuronas.
No ha sido descubierto el planeta de los científicos,
pues no dejaron huella al huir, se llevaron incluso
a la persona que podría descubrirlos.
Hay espacio en este mundo para los que muerden
la lengua del otro, para los que salivan como perros,
para los que se derriten ante el sol.
Pero no hay lugar para roedores exiliados, que usan
su tiempo para buscar la verdad ante el circulo infinito
de incertidumbre, que es la vida.
Los cerebros se dieron a la fuga, dejando una nota
en la que dictan que no regresarán jamás.
En su lugar se quedarán un par de estafadores.
No se preocupen, ellos se van a reproducir
rápidamente, velozmente, ferozmente,
con el objetivo de dirigir con sus uñas, nuestras universidades.
cuando se dieron cuenta que no les funcionaban
las cuerdas vocales.
Se las acabaron en su última investigación.
Los científicos sabían que Stephen Hawking,
tenía razón.
Quemaron libros, destruyeron computadoras,
discos duros fueron mutilados, todos con información
prohibida para los mortales.
Quienes nunca han fallecido lo saben porque
han visto desfilar ante sus ojos a miles de hombres
con batas blancas.
La inteligencia artificial, acabará con la raza humana,
dice Hawking y alza la mirada a la pared de fondo.
Rotas habitarán nuestras neuronas.
No ha sido descubierto el planeta de los científicos,
pues no dejaron huella al huir, se llevaron incluso
a la persona que podría descubrirlos.
Hay espacio en este mundo para los que muerden
la lengua del otro, para los que salivan como perros,
para los que se derriten ante el sol.
Pero no hay lugar para roedores exiliados, que usan
su tiempo para buscar la verdad ante el circulo infinito
de incertidumbre, que es la vida.
Los cerebros se dieron a la fuga, dejando una nota
en la que dictan que no regresarán jamás.
En su lugar se quedarán un par de estafadores.
No se preocupen, ellos se van a reproducir
rápidamente, velozmente, ferozmente,
con el objetivo de dirigir con sus uñas, nuestras universidades.
Poemas: Paulina Mendoza
2 comentarios:
wow!!! me sorprendió de una manera muy chida encontrarme con este texto!! muchas gracias Lalo, me gustó bastante además de que me impulsas a escribir más!! tenquiuverimuchenverdad!! gracias por el análisis de la metáfora y por compartir!!
Un saludo para Lalo!!
Pd. sube más textos porque ya leí todo tu blog :p gracias también por escribir (1) Entrada para “Alt-Crit”sobre el estudiar Letras, me ha servido para pensar muchas cosas que tenía atoradas en mi cabeza últimamente!! aquí nos estamos leyendo!!
Chingón! Ora que apenas empieza el baile! no? Faltará mucho que escribir, a ver qué.. Gracias a ti! Nos leemos.
Publicar un comentario